Desarrollo del Ser Personal | Semillas


En una de las ventanillas de la vida, pregunto si hay pasajes sin destinos fijos. Recibo como respuesta un talonario con boletos libres y sin fecha de vencimiento. Acabo de transformarme en un pasajero con pase liberado y permanente entre los pasados, presentes y futuros del existir...

 

Tomo un café con la nostalgia y me subo al primer transporte que me pasea por la infancia. Intento llegar a la panza materna, pero se me olvida el recorrido, al igual que en aquellos nueve meses en los que no sabía por dónde andar. Luego de un poco de incomprendida niñez, le hago señas a un “andador” con destino al futuro.  Pronto el despertador avisa a mi presente que comience a prepararme para otra “salida”.

Mientras relleno el interior de cada valija, siento alivio en mis mochilas interiores. La preparación de un viaje, es sacar un boleto hacia un motivo para vivir, mientras el objetivo se viste de anfitrión. Estaciones y direcciones se multiplican. Todos mis sentidos señalan que algo vale la pena alcanzar. Mi mente sueña con bancos de imágenes y mis ojos crean cuadros con márgenes infinitos que fascinan ilusiones.  Los mapas, el GPS, el teléfono móvil, la Tablet y sus Apps, compiten por marcarme el recorrido.

Termino la previa y se inicia la partida:

Con rumbo a, es una de las incógnitas que acompañan el viajar.

Llegar, pone en juego  el desafío de estar.

Quedarse, habilita al inicio de las mejores aventuras. 

Volver es un andar en reversa en el cual me pregunto si tendré la chance de regresar…

Pero alguna vez fui creyente de lo imposible: ¡Intenté negarme a viajar! Madrugadas de pijamas, mañanas de tardíos despertares, tardes de excusas, noches de encierro, y el intento de impedir cada una de las etapas del peregrinar.

Finalmente descubrí, que no partir y quedar como atrapado, jamás interrumpieron los traslados de mi ser. ¡Es imposible no viajar!  Cuantas rutas visibles o no, recorren el universo del Ser. Energías espirituales, químicas emocionales y físicas orgánicas, se reúnen en grupos de viajantes. Soy mi propio coordinador turístico cuando acompaño mis andanzas interiores. En cualquiera de los casos, siempre son pasos que crean travesías del SER, para jugar una pulseada entre vaya uno a saber con qué, quién, dónde y cuando…

Puedo no volver de alguna gira, de una seguro que no, pero seguiré en camino y en algún momento encontraré esquinas, rotondas, avenidas con múltiples manos recorriendo escenarios cósmicos, en el que nada se pierde y todo se transforma.

No siempre supe por dónde anduve, y a veces pierdo el rumbo pese a los tantos años que recorro caminos. Ojalá que alguno sirva para borrar los dolores del mundo.

Viajar es lograr multiplicar, regresos, partidas, tiempos, lugares, sueños despiertos y utopías realizables. Vagar no hace seguro el caminar, pero como no deambular, si la magia está en desear, el encuentro con la meta.